viernes, 8 de noviembre de 2013

Diálogo abierto

Umm... una clase de viernes curiosa. En la primera clase, una alumna me felicitó por mis "inspiradoras clases". En el último grupo, otro alumno me dijo que estaba sufriendo la materia y que detestaba la redacción académica. Que el curso había perdido encanto. ¿Con qué quedarme? Imagino que ambas son verdad.

Es verdad que el primer parcial fue el más novedoso, ligero, digital. El segundo fue muy variado, tuvo de todo un poco (al menos, desde mi orilla). Y este tercero ya la cosa se puso más técnica, más "cuesta arriba", como me dijo un tercer alumno con quien platiqué. En fin, son percepciones muy diferentes y la enseñanza demuestra que cada alumno es un mundo.

La verdad es que sí, el curso ha ido del blog al ensayo, de la multimedialidad al texto... se ha vuelto más formal, por así decirlo. Y en ese proceso, imagino, hemos perdido cosas y ganado otras. El curso ha ganado rigor, exigencia, se ha alineado más al programa oficial. Pero en parte, se ha alienado, ha perdido empatía, relajación, descubrimiento mutuo, gozo. Al menos ésa es mi percepción. Y creo que es algo orgánico: así como la vida tiene estaciones también los cursos deberían tenerlas. Estamos, ahora, en el rigor y la elevación del invierno. Y el invierno es una de las épocas más íntimas del año.

Lo que no me gustaría es que se sintieran ustedes excesivamente agobiados, pues eso puede empañar la emoción que hemos compartido a lo largo del semestre. Por eso escribo este inicio de entrada, para intentarles explicar mejor mi visión. Para motivarles. Lo haré con algunos tips: 4.

1. El árbol no debe impedir ver el bosque. Osea, la calificación es importante, lo es por la presión que ustedes reciben y yo recibimos. Pero no debe impedir que nos concentremos en el placer de descubrir cosas nuevas, de aprender cosas útiles.

2. No se sientan presionados por hacer un súperensayo, algo con la calidad científica o estilística que hemos visto en los textos que les he compartido en clase. No. Ustedes están dando sus primeros pasos en este tipo de investigación, lectura y escritura, y el camino es largo. No tienen por qué brillar ahora. Lo importante es que se entreguen a fondo. Y que evolucionen. Sólo se trata de eso. De evolucionar.

3. Nos queda una semana para la entrega. Y si todo va bien muchos de ustedes exentarán la entrega larga, así que tendremos un final de curso más parecido al primer parcial, menos formal, más social. Vale la pena el esfuerzo, ¿no? Hay que subir esta rampa.

4. Si todas las orientaciones que les doy les acaban abrumando, concéntrense en lo esencial: decir de la manera más clara y posible lo que han descubierto.

5. La dificultad puede ser un peso pero puede ser un estímulo. En los momentos difíciles es donde uno crece. Y crecer en escritura académica implica crecer intelectualmente en muchos sentidos. Implica volverse un poquito más científico, un poco más riguroso, un poco más crítico, un poco más sofisticado. Así experimento yo, al menos, la escritura académica. Y sería muy padre que ustedes también lo experimentaran, cada quien a su forma y en el grado que pueda o sepa.

6. Lo importante, a fin de cuentas, es que construyan con palabras su propia valoración de todo lo que han leído sobre el tema. Y que si detectan que les falta un conocimiento (y eso siempre o casi siempre pasa cuando escribes) se animen a buscarlo. Sientan que la escritura académica está al servicio del conocimiento y viceversa. Son aliados. Son buenos amantes.

7. Quien ande algo perdido, el martes voy a duplicar mis horas de asesoría para poderlos apoyar al máximo de mis fuerzas y mi tiempo. Estaré desde las 10 hasta las 2pm. Sí... 4 horas.

8. Ánimo! Ánimo! Ánimo!

9. Si tienen dudas, haga comentarios en la última entrada del blog. Será padre poder acompañarlos (en la medida del tiempo de que dispongo).

10. Ánimo, Ánimo, Ánimo!


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