viernes, 16 de agosto de 2013

El objeto especial

La actividad de hoy no es idea mía. Los créditos debo dárselos a una de mis mejores amigas, la "Pi" (Pilar Almansa), así la llamo yo, que es actriz y directora teatral. Para nuestros amigos anónimos en la red les platico por encima de qué va: cada alumno debe traer un objeto que considere especial y debe contar a sus compañeros por qué lo eligió. En la clase de hoy lo hicimos primero en pequeños grupos y después cada grupo eligió a su mejor representante para pasar en frente de la clase y presentarnos los objetos. 

No sé. Me gusta mucho esta actividad. Tiene muchos sentidos para mí. Por un lado refuerza los vínculos emocionales entre los alumnos, que tienen un buen pretexto para darse a conocer de manera más personal, más íntima. Por otro, permite reflexionar sobre las cualidades de un buen orador y también sobre algunos de los problemas frecuentes cuando se trata de hablar en público y enfrentarse a una maraña de ojos desconocidos. 

Los chavos, una vez más, estuvieron sensacionales. Hubo para todos los gustos... dosis de humor, historias personales conmovedoras, personalidades carismáticas, creatividad.... y también la sombra de la inseguridad planeando sobre todos nosotros, reduciendo nuestro potencial humano. 

Eso sí, el que peor estuvo de todos fui yo. Siento que con mis comentarios sobre el desempeño de los alumnos invadí en exceso su propio espacio para opinar, expresarse y en definitiva, aprender. Sólo confío en que  sean generosos, pues ellos mismos sintieron que estar delante de un grupo no es sencillo, que uno en parte se transforma y pierde el control de lo que quiere expresar. Aunque lo hermoso de la docencia, y de la vida, es que puedes cagarla muchas veces pero cada día siempre ofrece una oportunidad completamente fresca, intacta, aún por descubrir. 

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